No importa cuántos años tengas, muchas personas adultas siguen intentando agradar a mamá o papá, buscando ese “estoy orgulloso de ti” que quizás nunca llegó. Lo que parece una costumbre inofensiva, en realidad es un reflejo de una herida emocional de infancia.
Desde la neurociencia, se sabe que una infancia sin suficiente reconocimiento o afecto puede impactar el cerebro. La falta de contacto emocional afecta la producción de serotonina y oxitocina, dos neuroquímicos esenciales para el bienestar. Esto deja una huella en el diálogo interno y crea una sensación crónica de no ser suficiente.
¿Cómo se manifiesta esta herida en la vida adulta?
- Autoexigencia desmedida
- Sentimiento de vacío tras lograr metas
- Relaciones basadas en complacer al otro
- Dificultad para poner límites
- Insatisfacción constante y miedo al juicio
Incluso personas exitosas, con logros notables, pueden sentir que no merecen lo que tienen. Esto se debe a que sus logros no vienen del placer por crecer, sino del miedo a no ser aceptados.
Romper el patrón: el camino a la sanación
Para sanar este tipo de heridas es fundamental:
- Reconocer la carencia emocional vivida
- Trabajar con el niño interior y reeducar el diálogo interno
- Rodearse de personas que nutren emocionalmente
- Practicar gratitud y autorreconocimiento
- Establecer límites y redefinir lo que significa “éxito”
Aceptar que lo que haces no define quién eres es un paso poderoso. No necesitas cumplir expectativas ajenas para ser valioso. Tu historia merece ser reconocida, validada y sanada.
¿Te sentiste identificado con este tema?
La psicoterapia individual puede ayudarte a sanar heridas emocionales de infancia, fortalecer tu autoestima y liberarte de exigencias que ya no te pertenecen. Agenda una sesión y trabajemos juntos por tu bienestar.
Programa: Ya Salió el Peine, con Pei Garza Trasmitido por: GrupoFórmula 103.3 FM Fecha: 3 de julio de 2025